viernes, 12 de noviembre de 2010

Casas para Admirar

Una casa restaurada con mucho mimo

En esta casa centenaria, cada pieza esconde una historia que sus propietarios, con una cuidada y personal restauración, han hecho propia. Descubre sus rincones
La iglesia románica de Sant Cebrià, en Torroella de Fluvià, tiene nuevos vecinos. Junto a su ábside del siglo XII ha vuelto a florecer el huerto, y la gran casa de piedra construida en 1920 –y que fue, en su origen, cuartel de la Guardia Civil– despunta con renovada fuerza. Sus propietarios, Juan Carlos y Jordi, la restauraron y la dividieron en dos: una parte es su propia vivienda; la otra, un seductor hotel rural con cinco habitaciones, decorado con un aire francés

Una claridad rica y vibrantePara este gran salón se han elegido tonos suaves, sobre todo beige y piedra, que acentúan la luminosidad. El suelo es de tarima de pino claro y las vigas se han pintado de blanco. Los muebles de maderas claras, con ligero aire rústico, dan un contrapeso clásico. Los grandes ventanales en arco, cuidadosamente restaurados, son la fuente de la rica luz natural que llena de vitalidad todo el ambiente.
El salón se divide en tres espacios: la zona de estar, con vistas al jardín; la mesa para el té y los juegos; y el rincón al calor del fuego. Los muebles se compraron en anticuarios y han sido restaurados. Varias piezas se adquirieron en el Ampurdán y otras, en el Périgord francés. La chimenea de cerezo, de estilo Luis XVI, era demasiado alta, por lo que se cortó para adaptarla a esta embocadura.




Dormir en una cama de épocaEn este dormitorio principal se ha buscado un delicado contraste entre lo rústico y lo francés. Así, el sólido armario de cerezo con cuatro puertas, y una austera y noble cómoda de nogal conviven en armonía con un precioso cabecero Luis XVI, adquirido en un anticuario francés.


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